Un estilo de vida poco saludable, el sobrepeso, o una alimentación inadecuada son, sin duda, factores directos que ocasionan el temido hígado graso. Los expertos nos dicen que es una de las patologías más frecuentes de hoy en día pero, aún así, cabe decir que es una enfermedad reversible. Esto es, mediante unas pautas determinadas podemos eliminar ese exceso de grasa en el hígado.
Hablemos hoy sobre ello en nuestro espacio. Veamos qué síntomas suele presentar, para poder actuar cuanto antes. Y recuerda, ante cualquier duda, ante cualquier molestia, no dudes en acudir a tu médico. ¡Tu salud es lo primero!
1. ¿Qué es el hígado graso? ¿Qué lo ocasiona?
En medicina se conoce al hígado graso como “esteatosis hepática”. Debemos decir, en primer lugar, que es una enfermedad benigna; no obstante, de no tratarse adecuadamente, puede derivar en dolencias más serias a largo plazo.
Lo que ocurre, a grandes rasgos, es que en nuestro hígado se almacenan los ácidos grasos y los triglicéridos, que hacen que este órgano, vital para nuestro organismo, se enferme. “Se colapsa”, por así decirlo, de modo que ya no realiza sus funciones de metabolización y depuración de sustancias tóxicas con la misma eficacia que antes.
Debes saber también que cuando hay un exceso de grasa en el hígado, este sufre pequeñas heridas constantes que intenta reparar. Aparecen cicatrices, pequeñas lesiones permanentes que se conocen también como “cirrosis”. Es importante tenerlo en cuenta.
Los médicos nos indican que, por lo general, todos tenemos grasa en el hígado. Ahora bien, en el momento en que esta grasa excede del 10%, consideramos que estamos padeciendo ya una “esteatosis hepática” y, por lo tanto, esto se va a notar en nuestra sangre, que contendrá un pequeño exceso de elementos nocivos que el hígado no ha podido procesar de modo correcto. Sin contar, por supuesto, con los consecuentes problemas hepáticos, como la inflamación, el malestar…
¿Qué produce el hígado graso?
Mucha gente asocia de inmediato el hígado graso a problemas con el alcohol o a hábitos de vida algo nocivos. No es del todo cierto. Existen más factores que pueden provocarlo, de ahí que valga la pena tenerlos en cuenta:
- Problemas de sobrepeso u obesidad.
- Trastornos metabólicos heredados.
- A partir de los 50 años, el riesgo de padecer un exceso de grasa en el hígado es más probable, todo ello debido a una mala alimentaciónmantenida durante todo ese tiempo.
- El abuso continuado de determinados medicamentos también puede originar este problema. ¿Un ejemplo? Los antiinflamatorios, los analgésicos, la aspirina, el tamoxifeno e, incluso, los esteroides.
- Debemos tener también mucho cuidado con los triglicéridos. De no tratar adecuadamente el colesterol malo, a largo plazo, puede aparecer un exceso de grasa en el hígado.
- La diabetes tipo 2 también suele ser una causa que debemos tener en cuenta.
¿Cómo puedo saber si tengo grasa en el hígado?
Existen numerosos síntomas que, de algún modo, pueden confundirse con otras dolencias. No obstante, lo fundamental es que sufras varios de estos indicadores durante algunas semanas. En el momento en que percibas que no eres capaz de llevar una vida normal y que estos síntomas no te permiten comer con normalidad o llevar tu ritmo de trabajo actual, acude a tu médico.
¿Tomamos nota?
El cansancio
Uno de los indicadores más llamativos es que las personas que tienen el hígado enfermo o un exceso de grasa en sus células hepáticas presentan un cansancio muy acusado. Se nota especialmente por las mañanas: les cuesta mucho levantarse, espabilarse y encontrar fuerzas para empezar el día. El agotamiento también es muy acusado justo después de las comidas.
El malestar
Cuando hay un exceso de grasa en el hígado, este tiende a inflamarse y aumentar de tamaño. El abdomen nos duele y notamos una molestia muy característica debajo de las costillas que irradia hasta la zona de la espalda. Es una presión que puede transformarse en una especie de “dolor caliente”, como una placa ardiendo.
Falta de apetito
El hígado graso ocasiona, a su vez, un malestar general que hace que, poco a poco, vayamos perdiendo el apetito. Las digestiones se hacen más pesadas e incluso dolorosas hasta que, al final, acabamos adelgazando de un modo muy llamativo y peligroso.
El riesgo de la cirrosis
Como ya te hemos señalado antes, el padecer un exceso de grasa en el hígado provoca que aparezcan una serie de lesiones y cicatrices que originan la cirrosis. De no tratarse, acaba originando ictericia, es decir, que nuestra piel, e incluso nuestros ojos, tengan un color amarillento.
Otro síntoma que hay que tener muy en cuenta es la hinchazón de nuestro cuerpo, de los pies, las piernas, el rostro… ¿La causa? Nuestro hígado ya no sintetiza adecuadamente las proteínas. Hay un déficit que se contrarresta con la acumulación de líquidos.
En conclusión, la presencia de un exceso de grasa en el hígado es un riesgo para nuestra salud que, de no tratarse adecuadamente, puede ocasionar problemas más graves. Ten en cuenta estos síntomas y acude cuanto antes a tu médico.
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