Existe una gran variedad de ciruelas, y se podría decir que hay para todos los gustos: dulces, ácidas, grandes y chicas. Además, los ciruelos son árboles lindos y vistosos que no requieren de cuidados demasiado especiales y que pueden cultivarse en cualquier jardín.
Como cualquier fruta, la ciruela es un alimento natural y con componentes que son útiles para nuestro organismo. Son ricas en vitamina C, A y K, no aportan grandes cantidades de grasas ni calorías, son ricas en fibra alimentaria, en potasio, fósforo, magnesio y calcio.
Las ciruelas son antioxidantes (es decir, previenen daños a nuestras neuronas), buenas para el sistema digestivo y ayudan a prevenir la artritis, el reuma, el cáncer de colon y el estreñimiento. Además, es una de las frutas desintoxicantes, y son aptas para diabéticos (como siempre, en cantidades controladas).
Y otra interesante virtud de esta fruta: se pueden consumir de mil riquísimas maneras: crudas y al natural, disecadas o en jugos, licuados, mermeladas, tortas, salsas para postres, recetas de diferentes carnes, ensaladas de fruta y todas las maneras que se te ocurran.
Eso sí: recuerda que todas las frutas y verduras crudas conservan mejor sus propiedades si no se las cocina ni congela.
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