No en vano se ha identificado a la sangre como el fluido de la vida, por lo que podrás hacerte una idea de las graves consecuencias de una mala circulación sanguínea. Sin dudas, constituye uno de los principales problemas de salud de estos días, siendo una de las causantes más importantes de defunciones en el mundo.
¿A qué se debe la mala circulación?
Como la mayoría de los problemas de salud en las sociedades modernas, la mala alimentación también es responsable en gran parte de los problemas de circulación. El consumo de grandes cantidades de comida chatarra estimulan la producción de colesterol, lo que provoca una reducción de las vías circulatorias que entorpecen, y hasta pueden llegar a cortar, el flujo normal de la sangre por el cuerpo.
Asimismo, una dieta pobre hace vulnerable al organismo ante el efecto nocivo de los radicales libres y su destrucción celular, que termina por acentuar aun más el debilitamiento generalizado que provoca una mala circulación sanguínea.
Mientras tanto, el deporte y la actividad física también poseen su cuota de responsabilidad sobre este problema. No porque sean perjudiciales, al contrario, sino porque la falta de su práctica priva al sistema circulatorio de una excelente forma de estimularlo y agilizarlo.
Problemas de salud por mala circulación sanguínea
Como consecuencia de todo ello, además de la “asfixia” general que todo el organismo puede padecer al verse mermada su fuente de recursos, la mala circulación sanguínea puede acarrear un gran número de problemas y enfermedades que suelen tenerla como síntoma.
Entre estas consecuencias, se destacan los problemas cardiovasculares y ataques cardíacos, la diabetes, cáncer, derrames cerebrales, artritis o hipertensión. Asimimsmo, se ven comprometidos el hígado y riñón; el apetito y deseo sexual pueden descender, se produce entumecimiento muscular, y una larga lista con más efectos indeseados.
Sólo piensa en lo que le puede ocurrir a cualquier tipo de sistema si la energía que necesita para funcionar se ve menguada. Pues obviamente que comenzará por reducir su actividad y la calidad de sus funciones, hasta que llegado un punto tendrá que cancelar su actividad por completo. Y esto precisamente es lo que sucede con la mala circulación.
Cómo tratar la mala circulación
Pero aunque este es un grave problema para la salud, lo cierto es que evitarlo, y también tratarlo, no puede considerarse difícil. En primer lugar, porque para que se desarrolle una mala circulación es necesario que las arterias se vean obstruidas por placas, o acumulación de grasas, que para formarse necesitan mucho tiempo. Por ello es imprescindible modificar ciertas costumbres para no darle lugar a estos problemas y mantener una buena salud circulatoria.
¿Cómo logras esto? A través de una alimentación saludable, con abundante contenido en antioxidantes, y con la práctica de mucha actividad física que estimule todo el cuerpo y evite que la sangre se estanque o reduzca su flujo. Y, por supuesto, deberías abandonar algunos hábitos poco sanos, como el fumar, alcoholismo o consumo de comida chatarra.
Seguramente, decirlo resulte más fácil que hacerlo. Sin embargo, estos consejos en verdad constituyen la base de un buen tratamiento para la mala circulación sanguínea. Por lo que si quieres evitar muchos de los problemas que conlleva, será mejor que comiences a poner estas recomendaciones en práctica desde ya.
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