martes, 19 de julio de 2016

Consejos para dejar la depresión en el pasado

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La depresión es de los trastornos más comunes a nivel mundial. Las consultas a los especialistas y el consumo de antidepresivos aumenta cada año, según la OMS (organización mundial de la salud)

¿Qué nos pasa que no logramos sobreponernos a las dificultades? ¿Por qué nos quedamos anclados en el pasado? ¿Cómo conseguir la fuerza necesaria para seguir y lograr una vida plena?

1- Recuperar la autoestima

Esa nociva tendencia a compararnos con los logros y los éxitos ajenos, nos va convenciendo poco a poco que nuestro esfuerzo no vale, que no somos capaces de alcanzar nuestros objetivos e incluso, que ni siquiera nos merecemos conseguir lo que nos proponemos.

Este cuadro es el que genera una de las depresiones más profundas, porque viene desde nuestro propio interior y no podemos atribuírsela a agentes externos necesariamente.

Cuando el individuo no tuvo a lo largo de su vida o en algún momento en que lo necesitó desesperadamente, el apoyo de sus padres o de su entorno familiar y no pudo generar vínculos que lo ayuden a sobrellevar situaciones de tristeza y angustia, entonces la depresión se apodera de él y ya no logra sentirse motivado para nuevos emprendimientos.

Controla tu autoestima. Sólo tú puedes vivir tu vida. Utiliza tu problema como un desafío y como la oportunidad de generar una trasformación.

2- Sufrir no tiene que ser eterno

Aunque creas que no, que es imposible salir, que la depresión llegó a tu vida para quedarse y no irse, no es así. No es cierto que el tiempo todo lo cura, la cura surge a partir de la voluntad de superar nuestras dificultades, de enfrentarlas y de sacarlas a luz poniéndolas en palabras. Enfrentarnos al sufrimiento con ideas positivas, con actividades que nos proporcionen placer, nos irá apartando de la depresión y casi sin darnos cuenta sólo será un mal momento atravesado del que seguramente obtendremos una enseñanza.

3- Concéntrate en el hoy

Si insistimos en traer el pasado al presente e instalarlo en nuestra vida de todos los días, nunca podremos dejarlo atrás. ¿Qué sentido tiene concentrarse en cosas que ya no podemos modificar de ninguna manera? Ese momento ya pasó, se fue y no volverá; de la misma manera que tampoco podemos anticipar lo que vendrá. Son dos cosas que generan mucha ansiedad y que escapa por completo a nuestro dominio y control.

Enfoquémonos en el día a día, en vivir cada momento sin pensar en lo que pasó y en lo que vendrá. Esos pensamientos te quitan energía y no te permiten disfrutar y darte cuenta de que tu vida está sucediendo HOY, en este momento.

4- Elegir a quién pedir ayuda

Es probable que tu familia, tus amigos, todo tu entorno e incluso tú mismo te convenzan de que tu familia es la única que puede ayudarte y que nadie más puede hacerlo. Esto es cierto hasta un cierto punto, porque la realidad es que muchas veces esas personas que te quieren de manera genuina y desinteresada, no siempre saben manejar situaciones que a veces requieren de ayuda profesional.

Es imperioso tener cuidado con esto porque pueden perjudicarte en vez de ayudarte. Apártate de aquellos que te consuelan con frases de lástima o de que “si estás triste es porque eres débil”, porque esto no es así. 

Rodéate de personas que sepan escuchar sin juzgar y sin condenar. Muchas veces lo único que necesitamos es que nos escuchen, tan sólo que nos escuchen.

5- No te encierres

La depresión te invita a encerrarte, a aislarte, a vivir entre cuatro paredes lejos de la luz del sol y en definitiva, de la vida. Este aislamiento favorece los pensamientos y las ideas negativas. No lo permitas. No dejes que la tristeza te aparte de tus posibilidades de salir adelante. Busca motivos para salir, para tomar sol, aire, dar un paseo a pie o en bicicleta y mézclate entre el movimiento de la vida cotidiana.

6- “Cuando estoy triste, me dedico a comer”.

¿Cuántas veces hemos escuchado esto, e incluso lo hemos vivido? Claro, estos alimentos por lo general dulces o con altos contenidos de grasa nos brindan un placer momentáneo y calman nuestra ansiedad, pero es un arma de doble filo que no alcanzamos a ver en ese momento. Incrementan nuestro desequilibrio y depresión. Sea cual sea el problema, la solución no está dentro del refrigerador.

El bienestar anímico está íntimamente relacionado con el físico, de modo que esos momentos de ansiedad son precisamente los indicados para empezar a alimentarte de manera saludable. Come verduras y frutas frescas, haz ejercicio y bebe agua e infusiones de hierbas. Tu cuerpo y tu mente, agradecidos.

7- No cedas a la depresión

Sabemos que es más fácil decirlo que hacerlo, pero todos tenemos en nuestro interior la fuerza y el valor para enfrentar las situaciones que no nos permiten ser felices.

Tal vez una actitud positiva no haga que tus problemas desaparezcan, pero sí podrás situarte en un lugar diferente y verlos desde una perspectiva que te permita salirte del “no puedo” y te traslade al “voy a poder con esto”.

Recuerda; tú eres tu propio combustible, crea tus propias herramientas y conviértete en protagonista de tu vida. 

¡Y no necesitas esperar a un momento en particular, puedes empezar hoy mismo!

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